TRAVESIA A LOS GIGANTES
Les cuento un poco del viaje, así si alguno tiene ganas de ir puede darse el gusto como hicimos nosotros. Hace más o menos un mes y medio, cuando planeaba viajar para Buenos Aires, nos mandamos unos mails entre algunos amigos del foro para coordinar una salida a Córdoba. Teníamos solamente tres días para hacer la vuelta, y no queríamos estar a las corridas o cortos de tiempo.
Luego de preguntar acá en el foro, nos pasaron bastante info algunos amigos yiperos conocidos de Pepe Murdock y de Moby Dick de Villa Carlos Paz. En concreto, nos dijeron que Jose "El Garcha" Roganti nos podía llevar a hacer un recorrido de dos días por Los Gigantes y de paso conocer el puesto de Don Antonio Pereyra, para el que hace unos años atrás se había hecho una colecta de chapas acanaladas. Acordamos con el Garcha que nos guiaría el en su chata, conocida como "La Garcha" (y le hace honor a su nombre), entrando el sábado temprano y saliendo el domingo por la tarde. Seriamos entonces:
Salimos de BA el Viernes 20 por la tarde y llegamos a Villa Carlos Paz a dormir, para salir a la mañana siguiente hacia Los Gigantes. Viajamos sin más demoras, tranquilos por la R9 nueva y llegamos bastante bien y no muy cansados. El sábado arrancamos remolones. Salimos hacia Los Gigantes con algo de demora, y la verdad que como hacía mucho frio, tampoco le pusimos toda la garra para ponernos en movimiento. A eso de las 11:00 aproximadamente terminamos entrando al primer campo, y al ratito estábamos ya poniendo la baja. Nos acompañaban Moby Dick y Pepe Murdock en una Cherokee Roja (Armada hasta los dientes) y Jony y su copi en una Cherokee Verde con lift y cubiertas 32 (creo).
No tardo mucho en salir a relucir el motivo por el cual "La Garcha" lleva su apodo. Después de una maniobra que voy a dejar que el propio Garcha describa, una de las dos cajas de velocidades con que cuenta su Isuzu pick-up empezó a presentar problemas. La cirugía exploratoria daba poco aliento…
La reparación in-situ era imposible sin los repuestos, por lo que luego de pescar los dientes volados de la caja, seguimos avanzando hasta donde las cosas se complicaron en serio y ahí quedo reposando la pobrecita, mientras el Garcha y su copiloto Gerardo se distribuían en las tres chatas restantes.
Ahí nomas metimos la trompa en donde empezaba el Rock & Roll. Encaramos para bajar por un estrecho cañadón que nos llevaba al primer puesto donde Moby (Beli) y Joni daban la vuelta, mientras que nosotros seguiríamos hasta el puesto de más adelante. No pasamos la primera tranquera y Jony ya se había clavado con la Cherokee en una piedra. Lingazo cortito para atrás y salimos.
La primera bajada fue brava. La Hilux es un colectivo y hacerla doblar requiere delicados cálculos. Por suerte todos se apiadaron de mí y me dieron siempre que podían, una manito con sus indicaciones. Pepe y el copi de Jony se hicieron el camino completo a pata, al igual que Enrique (Morente) y Manu. Ademas de todo, se morfaron la niebla y el frio… unos campeones.
Las demás chatas parecían tener menos complicaciones, aunque cada uno se encontró con algún problema en algún momento u otro, debido a lo complicado del terreno. Si tuviera que definirlo, sería como un Champaqui sin muchas zonas de descanso o sin pampas abiertas. Creo que recorrimos 20 Km en total, de los cuales 18.5 fueron sobre piedras de todo tipo de forma y tamaño… aunque tendiendo más a las bien grandotas.
Haber desinflado las gomas ayudaba mucho, sobre todo para montar con comodidad las piedras y evitar patinazos y esfuerzos al divino botón. La parte negativa era la pérdida de un par de vitales centímetros de despeje.
Esto se notaba aun mas cuando había que pasar por lugares donde el ángulo ventral o el de las parrillas delanteras estaban al límite. Mi reino por un Defe 90 o un Wrangler!
Llegamos al primer puesto tipo 3 o 4 de la tarde, ya escondido entre la niebla.
La verdad que tendríamos que habernos quedado allí y hacernos un buen asado. Pero insistimos un poco y le metimos pata para ver si llegábamos al siguiente. Todavía nos quedaban un par de Km, pero lo más importante, un par de sorpresas.
El camino se hizo algo más liviano al encontrar un par de pampas mientras nos acercábamos a una zona de bajos cerca del rio. Sin embargo, veníamos avanzando bastante lento como para llegar al puesto en un horario razonable.
Además, la alegría de las “pampitas” duro poco, y en breve entramos nuevamente en terreno bien trabado. A esta altura, Gustavo al volante de la Cherokee venía haciendo maravillas, ya que se quejaba de falta de frenos y además su burro de arranque empezó a presentar problemas.
Asi y todo, mucho no se amedrento, y unos minutos mas tarde se tiraba por una bajada que dejaba la chata con las ruedas de atrás apunto de pasar para adelante… Sabiamente decidimos rodear el paso con las Toyos.
Como dije antes, venían un par de sorpresas adelante. La primera sorpresa fue cuando bajando por el camino (si es que así se le puede decir) nos encontramos con una pirca construida por el puestero para cerrar el paso. Aparentemente alguien que había pasado unos días atrás había tirado otra pirca y no la arreglaron, dejando calentito al puestero quien se dispuso a cerrar el camino.
Con algo de laburo y ya bien cansaditos, nos pusimos a desarmarla para pasar, y luego volver a armarla. El paso no fue muy fácil, y creo que la Hilux amago en algún momento a pasarse a modalidad “escararriba”… al mismo tiempo casi, la Cherokee empezó a mostrar que los problemas de burro de arranque eran en realidad, falta de alimentación de la batería. Las cosas empezaban a complicarse. La Chata de Chebas también se había inclinado notablemente en una bajada sobre una gran piedra que ahora estaba húmeda…
Seguimos para adelante y luego de evaluar si dormíamos en un puesto abandonado a mitad de camino, decidimos avanzar. Lamentablemente, acá arranco la segunda sorpresa. El Garcha estaba algo desorientado y como no contábamos con un waypoint del puesto al que íbamos, se nos empezaron a complicar las cosas. Llegamos a un momento en que nos envolvió la niebla, y el frio y la humedad se volvieron muy intensos. No se podía avanzar sin miedo a pegarle a las piedras escondidas entre los pastos, o a meterse en un “callejón sin salida.” Decidimos entonces dejarnos de rodeos y para a acampar al lado de un arroyito que estaba a poca distancia del puesto.
Prendimos un fuego, armamos las carpas y nos preparamos para hacerle frente a los embates del frio de la noche. Una picada con todo sobre la mesa nos ayudo a relajarnos luego de tanto manejo en piedra que requiere mucho de quien maneja al igual que de los copilotos. Más tarde, el asadito empezó a salir de la parrillita y arrimados al fogón nos morfamos todo lo que había. Por suerte, el frio no fue tan intenso y logramos dormir relativamente bien (mas allá de que Arne dejara prendida su linterna de 45 Gigalumens dentro de la carpa y que el Chebas nos atacara con tácticas de “Ali el Quimico”)
A la mañana siguiente nos levantamos algo remolones, levantamos campamento y le dimos algo de carga a la batería de la Cherokee, que ya había quedado con el alternador muerto.
El Garcha se había levantado un rato más temprano y se fue caminando a encontrar el paso hasta el puesto. Por suerte, no estaba a más de 2 Km en línea recta, por lo que arrancando a las 10 am estábamos en el puesto a la hora ideal para hacer un flor de asado. El Manu se ocupo de tirar la carne sobre la parrilla con Arne como asistente, mientras para esperar nos mandamos unos bifes encebollados que preparo Gustavo estaban de primerísima.
Gerardo y Diego encarando el programa “Siesta al solcito”
Ya comidos y descansados, nos pusimos en marcha antes que la siesta de quince minutos se transformara en un siestón de 3 horas. Aca, el equipo cherokero dando marcha a la bestia
Faltaba según el Garcha, uno de los pasos más complicados en donde tendríamos que usar los malacates para poder subir.
Llegamos hasta allí con relativa facilidad, en lo que fue digamos la parte más fácil de todo el recorrido. Sin embargo, acá empezaba de nuevo el rock & roll. La subida en cuestión era un escalón de más de 1 metro y medio de alto, que se encaraba de frente con algunas piedras acomodadas debajo para ayudar la trepada, pero que se movían ni bien tratábamos de ponerle media vuelta de rueda arriba.
Aca el Garcha explicando la técnica de subida… “Encaaaaarai aaaa fondo por aaaaaaaaacá, peeeeeeegás ahí, yebooooootas aiiiiá… y listo! Con cuuuuuidao eh!”
Esa era la modalidad Cordoooobesa de ascenso… claramente valida solo para el Garcha y algún que otro venadotuertense.
Después de acomodar algunas piedras, Chebas fue primero y subió hasta la mitad, para luego engancharse con el malacate y salir para arriba. De esta forma se evitaba tocar abajo al divino botón, y en un par de maniobras ya estaba arriba de todo.
Mientras el Chebas se re-posicionaba para tirar desde arriba, encaraba Gustavo con la Cherokee (O era Gerardo?)
Se mando para arriba tomando envión desde el valle de Calamuchita mas o menos, y en tres o cuatro rebotes para todos lados estaba ya arriba. La verdad que fue impresionante el salto de la chata, y nos sorprendió a todos que no rompiera nada… claro, a esta altura la chata no tenia como arrancar (estaba sin batería) y con semejante sacudida el pedal de freno se había ido al fondo… ni hablar del freno de mano que estaba de adorno… lo que explicaba lo poco ortodoxo de la técnica de ascenso.
Finalmente fue el turno de la Hilux. Yo iba dispuesto a poner el malacate directamente, porque estaba seguro que no podría subir con semejante dinosaurio. El Garcha sin embargo, acomodo un par de piedras y me guio con mucha claridad de instrucciones, y con eso mas el bloqueo trasero, la limusina subió sin demasiado espamento y sin detenerse. Tal es así, que ni siquiera sacamos fotos, porque todo el mundo estaba avocado a preparar el aparejo para malacatear!
Más adelante otros tramos complicados dejaban a la Hilux “aplanando” las piedras en lugares donde la Cherokee y la SW4 pasaban como si fuera asfalto.
La verdad que el largo de la chata la hace penalizar mucho, y los lifts de las otras dos las ayudan enormemente.
Desde este punto en adelante ya el camino era menos agresivo y bastante fácil de navegar.
Salvo alguna tranquera de piedra que tuvimos que re-armar, y algunos lugares requerían más de un par de vueltas para pasar con la pick-up que era más larga, pero aparte de un par de sustos que le sacaron al Garcha un par de años de vida, diría que pasamos con bastante facilidad.
Hubo algo de laburo para los copis, pero nada que nos hiciera preocupar demasiado. Enrique hizo el ejercicio que se perdía por no ir al gimnasio por ejemplo y Manu camino unos cuantos Km también…
Unos Km mas adelante ya estábamos entrando en las partes finales del recorrido, metiendo las ruedas sobre algunos pastitos, bienvenido relax luego de dos días de primera de baja y manejo con mucha atención.
De allí nos fuimos a ver una cascada y sacamos la foto del grupo entero.
Ya con la sensación de haber hecho 3000 Km en baja, salimos por el camino que sale al pueblo de San Guillermo y desde allí, por ruta de tierra hacia Carlos Paz. Nos despedimos de nuestro guía y compañeros de viaje en la casa de Pepe Murdock, y luego de intercambiar algunas anécdotas y de escuchar los planes de Pepe de ponerse en campaña para llevar grupos hasta el puesto que nos mostraron el primer día.
Espero que les hayan gustado las fotos. Y desde aca, un aplauso para la garra y paciencia que le puso el Garcha después de las gastadas que se tuvo que aguantar de todos nosotros después de haberse perdido a la noche… y ni hablar de aguantarse la bajada hasta Carlos Paz con Enrique alimentado a morcilla fría y chocolate suizo!
Aca hay un link mas fotos que saco Pepe Murdock y que puso en el foro Cherokero en donde se ven mas a las cherokees.
http://sandu4x4.mi-web.es/travesia-a-los-gigantes-t9825.html
Les recomiendo contactarlo al Garcha (Roganti en este foro) para coordinar una salida guiada a este lugar.
Saludos,
Andres G
TAT4X4.com.ar