Asalto a la Mina "Veladero” - Un paseo por el norte sanjuanino
Todos los viajes con grupos nuevos enseñan algo y este no fue la excepcion. El sistema de organizacion yipera es algo que require acostumbramiento y definitivamente da por tierra con cualquier esfuerzo en tatar de descifrar como y por que se toman las decisiones que conducen al grupo.
Alguna vez lei un relato de Fernando Rubio sobre el viaje de Path4x4 a la traza de los 30 grados ( Link al relato en el Archivo Historico de Travesias http://www.tat4x4.com.ar/HT/los30_fr.htm ) y en alguna parte de ese relato decia que habian decidido donde acampar mediante una “votacion yipera”, que es aquella en la cual habiendo 500 votantes, gana el que saca menos votos a favor… este viaje tuvo muuucho de eso.
El punto de encuentro para todos era el ACA de San Jose de Jachal, en San Juan, el Viernes 30 de Marzo a las 9 am. A esa hora llegarian los dos camiones mosquitos llevando las maquinas y se esperaba tambien a esa hora a los conductores, que habrian de llegar en micro casi a la misma hora.
Ellos eran:
- Miguel “Menu” Amadei y Cristian “Espuma” Parada – Unimog 416
- Ariel “Tico” y su hija Jessica – Jeep Willys “Pelapoyo” motor Hyundai
- Walter “Tuco” y su hijo Damián – Jeep/Toyota Land Cruiser
- Romulo Giuggia – Jeep Wrangler
- Daniel “Chief” Marchetti y Richard Noya – Jeep IKA-Ford
- Alex Schilling y copi – Jeep IKA-Ford
- Fernando, Juan Martin y Santiago Rubio - Jeep IKA-Ford
- Pizzico con “el Pelado” como copi - Jeep IKA-Ford (bien prolijito)
- Oscar “Caco” Reglero y Mario “Indiana Jones” – Jeep Aventura4x4-Ford
- Guille Beccacece y Miguel Liguori – Jeep IKA-Dodge V8
- Eduardo “Calze” y Alfredito “Monedero” Cobos – Jeep Cherokee “Monstruomoderno”
- Martin Barletti y Marcelo Santana – Jeep Cherokee
En la estacion nos encontrariamos tambien aquellos que habimos optado por viajar con nuestras chatas por la ruta. Ellos Eramos:
- Pepe Ferreiro – Jeep IKA-Maxxion 2.5
- Jorge “Clemente” Roca y sus dos copis – Jeep IKA-Ford
- Andres “Ruleman-Paranoico” Gutovnik, Gustavo “Rockstar” Fernandez y Sebastian “Chebaline” Centeno – Toyota Hilux 3.0 TD
- Omar y Guido Trevisan - Chevrolet Blazer K5 – Alias “Trevimovil, Trevicoptero, Trevineta, Rihnomamosaurio”
Eramos un total de 16 chatas, lo que de entrada plantea un problema porque la mayoria de los yiperos solo sabe contar hasta la cantidad de dedos que tiene en ambas manos (que en casi todos los casos es diez, pero que es posible que en algun infortunado caso sea menos, siempre llegando a esa cuenta gracias a alguna accidentada reparacion de sus Jeeps en medio de una montaña…). El hecho de que las cuentas solo lleguen hasta diez, tambien explica porque hay tan pocos waypoints y tracks disponibles despues de cada travesia…
Dia 1
9:30 am marcaba el reloj al llegar los semis que transportaban los Jeeps. Las llaves no estaban presentes, por lo que no pudimos hacer demasiado para adelantar tiempo mientras continuabamos esperando la llegada de sus conductores, asi que decidimos seguir durmiendo en la carpa arriba de la chata.
Hasta el momento tampoco teniamos noticias de la ubicación y estado del Trevicoptero, al cual nos habiamos encontrado tirado al costado de la ruta a unos 300 kms de San Juan. Unas tuercas de rueda flojas en la gigantesca llanta con cubierta rodado 37 provocaron la desintegración casi total de los tornillos de la maza… una reparacion difícil para realizar al costado de la ruta y a mitad de la noche (pero que Omar se tomaba con muy buen humor).
Siendo las 11:45 am y con un retraso de poco mas de 2 horas, partiamos finalmente de la estacion de servicio en San Jose de Jachal hacia Rodeo, en donde cargariamos combustible por ultima vez para luego adentrarnos en el camino de ripio que lleva hacia Maliman y que nos llevaria hasta la mina “El Fierro Vieja” en donde teniamos pensado montar el acampe para encarar la montaña al dia siguiente.
La idea era llegar hasta alli para buscar alternativas posibles que permitieran acceder desde el Rio de la Palca a los llanos de San Guillermo, y desde alli buscar una alternativa que bajara por el Rio de la Sal hasta dentro de las propiedades de la Minera Barrick.
Años antes, alla por diciembre de 2003, un intento desde Norte y Sur en simultaneo habia dejado al Rio de la Sal con solo 14 kms sin explorar entre lo alcanzado por los dos grupos de exploracion. Esos 14 kms eran el principal objetivo de este viaje… pero quedaria muy lejos en esta oportunidad, otras cosas nos depararia el terreno como para entretenernos y mucho.
Salimos de Rodeo disfrutando de los ultimos metros de asfalto y metiendonos en el ripio que no dejariamos de ver hasta 4 dias mas tarde.
Siendo cerca de las dos de la tarde dejabamos nuestros datos, numeros de documento y patentes de las chatas registradas en Gendarmeria de ingreso al parque San Guillermo, siguiendo por el camino que esta vez estaba completamente arrasado por el sedimento arrastrado por un par de rios que el camino cruzaba.
Sobre este lecho, el transito se torno lento y tortuoso, y acompañados por un viento de cola no demasiado intenso, comenzaron a verse los efectos de la altura y el calor en las chatas. La primera en cantar flor fue la Cherokee de Calze, que escupio toda el agua del radiador y nos tuvo detenidos por unos minutos mientras se analizaban alternativas para hacerla arrancar nuevamente.
Retomada la marcha, continuamos ascendiendo por el camino que una vez alejado del rio, volvio a ponerse en condiciones adecuadas como para circular mas rapido, y por ende quedando atras los problemas de refrigeracion. Una rapida reparacion de una de las cubiertas del Jeep de Caco fue lo unico que acontecio durante el tramo siguiente.
A eso de las 4:40 de la tarde, llegabamos al fin del camino en donde un cartel de “Propiedad Privada – Prohibido Pasar” nos decia que hasta alli se podria avanzar, pero en adelante habria que buscar una alternativa… por supuesto que rodeamos ese cartel con guard-rail incluido y algunos jeeps fueron mas adelante a ver en que condiciones se encontraba el sendero como para seguir avanzando.
Chief regreso con la mala noticia. Un derrumbe habia cortado completamente el camino y era casi imposible avanzar.
Retomamos el plan original y dejando el camino en buenas condiciones a nuestra derecha, bajamos a una huella secundaria que a no mas de 300 metros nos dejaba entre las ruinas de lo que una vez fue la mina “El Fierro Vieja”. Alli decidimos acampar y descansar desde temprano.
A comer livianito entonces, una rica picada compartida y a probar todas esas cosas ricas que todo el mundo saca a relucir como joyas preciadas en los momentos de hocio y esparcimiento gastronomico de cada travesia. Calze se lucio con un riquisimo queso parmesano y un par de botellas de vino se hicieron presentes para acompañar. Otro que no se quedo atras fue el tordo Alex, que se encargo una docena de empanadas de carne que estaban de re-chupete!
Casi para la hora en que el sol se escondia del todo detras de la montaña a nuestro oeste, Omar y Guido llegaban con el Trevicoptero al campamento, ya listos para dar batalla al dia siguiente, y con un humor impecable para quienes habian empezado la travesia con una rotura antes de siquiera poner la doble traccion.
Ya acomodados en dos grupos y establecidos en las carpas, nos fuimos a dormir medianamente temprano. Romulo acordo levantarnos a todos al dia siguiente para estar en movimiento a las 8 a mas tardar.
Dia 2
La noche paso sin sobresaltos y con cielo estrellado de los mas lindos. La mañana llego perezoza y el fresco de la noche tardo un rato en dejar el aire, hacienda que la tarea de salirse de adentro de la bolsa de dormir fuera un poco mas jodida que lo normal, especialmente siendo tres dentro del camarote.
Ya levantados, la mayoria de los de adelante salio a buscarle la vuelta a los valles, a ver por donde podriamos intentar pasar, mientras que el grupo de retaguardia andaba mas remolon, al igual que el Unimog que se negaba absolutamente a arrancar y que debio ser remolcado por la Toyotorta luego de que fallaran todo tipo de intentos pirotecnicos de ponerlo en marcha, a cargo de Manu y Chebas.
Ya con todos en movimiento, Pepe avisa desde la punta de la caravana que se habia encontrado con un “anfiteatro” que rodeaba la mina “El Fierro Nueva” y que no seria possible seguir avanzando por ese lugar… trepar seria algo fuera del alcance del grupo en ese lugar.
Mientras las chatas de la punta se organizaban para dar la vuelta sobre sus huellas, el Trevimovil pierde un poco su equilibrio, cayendo hacia el costado del camino que cedia ante su enorme peso (casi 4000 kilos contando los interminables litros de combustible que llevaba abordo) y dejandola peligrosamente inclinada hacia estribor.
Luego de algunas indicaciones de parte de quienes estabamos cerca, Omar maniobro para sacar la chata de su incomoda situacion… la que tuvo ademas del tiempo perdido, un costo mecanico que mas tarde se haria sentir. Los amortiguadores del lado trasero izquierdo se arrancaron de su punto de apoyo y quedaron totalmente fuera de lugar. Tuco le dio una mano a Omar para sacarlos y raudamente se pusieron en marcha.
Adelante, o mas bien, atras, avanzabamos nosotros en la Toyota, Martin Barletti con la Cherokee y Tico en su Pelapoyo, tratando de buscarle un acceso al valle que se abria del arroyo El Fierro hacia el Oeste. El intento cobro como primera victima a una de las cubiertas de la Hilux, mientras que minutos mas tarde se llevaba tambien a la rotula principal del tren trasero del Jeep de Tico… manos a la obra para cambiarla.
Mientras tanto Martin le metia garra al intento y luego de discutirle con los protectores de zocalo a la mitad de las piedras del valle (y de ganarles la discusion), logro meter las ruedas sobre el arroyito y comenzar a trepar por la quebrada. Sin embargo, su avance no prospero mas de unos cientos de metros, cuando Eduardo que exploraba unos metros mas adelante declaro inviable la senda y se decidio regresar.
Ya eran casi las 12 del mediodia cuando estabamos casi de nuevo donde habiamos empezado. En este caso, el Unimog venia adelante ganando tiempo, en busqueda de alguna de las bajadas que Romulo estimaba nos permitirian llegar hasta el Rio de la Palca; cuando desde la Toyota decidimos darle un nuevo intento al camino derrumbado que habia reportado Chief el dia anterior.
Nos acercamos hasta el pie del derrumbe y luego de una deliberacion muy poco democratica, mandamos el pedido de ayuda a los yiperos y pusimos manos a la obra, atando lingas a las piedras mas grandes y tirandolas hacia abajo con la Toyota para correrlas fuera de camino. La cara de “Menu y Espuma” al llegar al montuculo de tierra y observar cual era el trabajo que habia que hacer, era como de no creer lo que estaban viendo.
Sin embargo, en menos de una hora y cuarto y trabajando con la misma coordinacion con la que una vieja cuadrilla de Segba preparaba un asado, el primer Jeep estaba encima de la pila de piedras y tierra, y atras se enfilaba el resto uno por uno, alistandose para pasar.
El paso cobro sus victimas, pero la presencia de Tico y Tuco se hizo valer, reparando in-situ el cardan del Jeep de Caco y cambiando el que murio dando batalla en el Jeep de Clemente. El paso del Trevisaurio tampoco resulto muy facil...
Mientras las tareas mecanicas se llevaban acabo, adelante haciamos tiempo record entre la Toyota y la Cherokee de Calze, buscando el siguiente obstaculo que este camino nos fuera a ofrecer. En el camino, nos encontramos con esta hermosa vista de los llanos de San Guillermo, vistos desde el Oeste
El siguiente gran obstaculo no tardo demasiado en aparecer… un desmoronamiento del camino, probablemente ayudado por las lluvias y deshielos de la zona y la falta de mantenimiento que el camino nos mostraba (probablemente abandonado por mas de 5 años). Desde nuestro punto de vista, seria imposible seguir avanzando por ese lugar, por lo que buscamos alrededor hasta encontrar en unos pocos minutos, un camino alternativo que por lo que nos indicaba su direccion y condicion, seria el que habria sido utilizado en su momento por la minera como “by-pass” para esquivar el desmoronamiento del camino principal.
Manos a la obra nuevamente para hacerle algunas reparaciones al camino en cuestion, laburando a pala y barreta para desmontar un plano inclinado que metia bastante miedo mirandolo desde abajo. Luego de unos 15 minutos de estar laburando entre Calze, Alex, Gusti, el Chebas y yo, recibimos un poco mas de ayuda de los que iban llegando al lugar y formaban una interminable fila India de jeeps dentro del angosto valle.
La primera chata en pasar fue la de Martin, seguida por Romulo y Chief, que no se asustaron ni un decimo de lo que yo, al ver que la Cherokee se inclinaba hacia el lado del valle peligrosamente hasta levantar una patita trasera… estos tres vehiculos avanzarian para explorar y determinar si las condiciones del camino eran pasables para el resto, y lo mas importante, si este camino llevaba en direccion al lugar a donde queriamos ir.
Aprovechando la volada, me subi al Wrangler de Romulo y deje la Hilux a cargo de Gusti y Chebas, no sin algo de miedo por su destino en manos de estos dos… considerando las condiciones del camino y el hecho de que la chata tiene ya 195.000 kms de puro castigo.
Asi comenzamos la trepada por una serie de caracoles muy similares a los del Cerro Aspero, pero en ligeramente mejor estado, eso si, con mucha mayor pendiente. Solo en uno de los lugares fue necesario bajarse a acomodar algunas piedras y a indicarle a quienes conducian por donde debian poner las ruedas.
Atras, el resto del grupo pedia a gritos una definicion para empezar a avanzar. Al llegar la chero de Martin al abra de ese camino, dio aviso al grupo de retaguardia que una vez mas se puso en marcha. Nuevamente, este obstaculo trabajado hacia un rato para el paso de los primeros tres vehiculos, se cobro un cardan de la K5 como victima… lo dejo hecho un monio!
Cambiado ese cardan y puestas en marcha el resto de las chatas, ambos grupos avanzaban por el camino que ya casi no presentaba dificultad alguna y que ofrecia algunas pistas alentadoras de traernos por buen camino:
- Primero, cada vez perdiamos mas altura (de los 3900 del Abra mas alta, el camino nos llevaba a solo 3300 en menos de 15 kms)
- Segundo, todo indicaba que el camino llevaba a un lugar al menos “conocido” en las cartas… estabamos enfilados hacia la “Junta de las Taguas”
Justo cuando con Romulo comenzabamos a calcular nuestro horario de arribo al punto de acampe deseado, Martin Barletti avisa por la radio que siente “algo raro en los frenos” y nos detenemos todos los del grupo de adelante para pegar una revisada.
Poco alentadora fue la novedad que uno de los discos de freno que lleva un separador del kit de cubos Warn en la rueda delantera derecha dice basta… y ahi nomas, Romulo se engraso un poco los dedos en el proceder de la amputacion del elemento daniado (de mas esta decir que este parecia ser el unico laburo que alguna vez se lo veria realizar al grandote durante todo el viaje).
Esta parada dio tiempo a algunos de los de atras a alcanzarnos, sumandose al grupo de avanzada la Cherokee de Calze y los Jeeps de Guillermo y Alex. Los 45 minutos que tomo la reparacion, los aprovechamos al maximo, preparando algunas sopas calentitas que ayudaban a recuperar las fuerzas luego de un dia que habia sido largo, cargado de laburo y con bastante frio.
Estabamos en marcha apenas pasadas las 6:00 de la tarde. Con una miradita al GPS de Calze, estimamos estar armando las carpas en la Junta de las Taguas a las 7:15 a mas tardar. Al llegar al lugar, Chief encontro una bajada desde el camino que iba directo al rio, ofreciendonos un lugar perfecto para el acampe, protegido del viento y aun mas bajo todavia. Esta noche dormiriamos a solo 2800 metros.
Marcamos el punto de bajada para el grupo de atras usando uno de los tantos carteles tirados en el piso que habiamos encontrado durante el viaje. Lo colocamos delicadamente en un lugar estrategico con Calze y Guillermo para que nadie se pasara de largo del campamento… aun tenemos que enterarnos quien fue que se paso como colectivo lleno por encima del cartel y la pila de piedras que habiamos puesto para marcar la bajada… nadie se quiso hacer cargo!
La ultima de las chatas llego al campamento pasadas las siete. Al lado de la Hilux el Chebas se reponia de su cansancio y malestar fisico haciendo una colita de cuadril y unos bifes al asador. Los que se quedaron a la fiesta estuvieron mas que sorprendidos con los excelentes resultados, considerando la garua que caia, el viento y el frio, conspiraban junto con la madera (que no era la mas adecuada para hacer una asado) en contra de las buenas intenciones del Chebas. Pero como al final el bien siempre triunfa… Calze trajo otra de sus botellas de vino para esta noche, y junto con Alfredo Cobos, Manu, Christian, Gusti y Omar Trevisan, nos quedamos parados alrededor del fogon, conversando de todo al mismo tiempo. Por un rato se nos unio el tordo Alex que trajo en mano otra caja con una docena de empanadas, tambien bienvenidas y agregadas al banquete.
A las 9:30 de la noche no quedaba un alma en pie en el campamento. El viento soplaba un poco mas fuerte que al llegar, y aunque la lluvia habia parado, su humedad seguia presente.
El vacio que salio del asador hizo las delicias de los paladares de quienes tuvieron la paciencia para quedarse (o deberia decir “el hambre suficiente como para esperar”?). Ricos sandwiches de vacio fueron distribuidos entre los presentes, quienes seguiamos dandole al vino aprovechando la suerte de no tener que dormir en altura.
Ya casi a las 11:00 de la noche nos metiamos dentro de la carpa con un olor a humo tan penetrante que se habia metido hasta la ultima de las fibras de nuestras ropas, y que combinado con los dos dias sin baniarnos que llevabamos a la fecha hacian que el tan diminuto ambiente se sintiera mas parecido al subte de Retiro a Constitucion a las 7 pm en verano que a una carpa en medio de la cordillera sanjuanina.
Dia 3
La mañana siguiente fue mas acogedora que la primera en la montaña, y nos permitio levantarnos mas temprano sin sentir que salir de la carpa fuera sinonimo de congelarse. El desayuno fue algo frugal comparado con la ostentosa cena, y sin mas demoras nos pusimos en marcha, quedando ultima la Toyota para cerrar la caravana.
Llegamos en pocos minutos a la ubicacion exacta de la Junta de las Taguas, desde donde algunos carteles indicaban las distancias hacia los distintos puntos que unia el antiguo camino que recorriamos hacia casi dos dias.
Rodeo quedaba a unos 150 kilometros en direccion opuesta a la que circulabamos y la Junta de la Sal nos esperaba a menos de 30 kilometros hacia adelante.
Unos metros mas adelante, un vadeo de un rio de no demasiada profundidad nos complico a todos un poco por su suelo rocoso y muy desparejo. La Toyota fue la que presento las mayores complicaciones al quedar colgada sobre dos inmensas piedras en medio de la gelida corriente de agua. La tarea de enganchar la eslinga sin mojarse fue la parte mas complicada del rescate a cargo de Gusti. Finalmente salimos del rio ayudados por Guille y cia. en su Jeep.
El resto de los Jeeps seguia avanzando mas adelante, contandonos por la radio las peripecias y los distintos trucos a los que estaban teniendo que recurrir para sortear los obstaculos del camino.
El siguiente vadeo fue algo mas profundo, pero para nada complicado. Seguimos adelante, encarando una empinada pendiente que costo un poco subir debido a lo suelto del suelo. El estado de este camino y lo fuerte de la pendiente cobraron su victima en una de las cubiertas de la K5. Por suerte, Omar logro llevar la camioneta hasta un lugar plano en donde poder cambiar la rueda sin complicaciones.
Mientras entre todos intentabamos ayudar con la operacion de cambio de cubierta, Tuco aprovecho la ocasion para sacar (a fuerza de masa y cincel) los soportes de los amortiguadores que habian quedado inutilizados luego de la rotura del primer dia y que amenazaban con provocar algun daño si las cosas se complicaban mas con el terreno. En esto de la complicacion del terreno, Tuco demostro ser un verdadero visionario…
Desde adelante de la caravana Romulo, Pepe y Chief avisaban que las cosas no se veian nada bien y que seguir avanzando seria una tarea extremadamente laboriosa. Habian avistado un tramo del camino que habia sido arrastrado completamente por un rio que bajaba de la montaña y en apariencia, no habia posibilidad de esquivarlo. Alfredo Cobos, junto con Chief y con Pepe encararian caminando el ultimo tramo para evaluar posibles alternativas.
No tomo mucho tiempo hasta que el resto de la caravana estaba detenida detras de los jeeps estacionados del grupo de adelante. En este lugar decidimos analizar la situacion y tratar de estimar cuales serian las posibilidades de llegar a tiempo a Jachal para tomar el colectivo, en exactamente 36 horas desde ese momento. Descartado quedaba totalmente cualquier intento de subir por el rio de la Sal… a esta altura, todo lo que podiamos desear era salir del territorio de Barrick por el camino principal de ingreso a Veladero lo antes posible.
Desde adelante, Alfredo nos contaba por la radio que el tramo de camino derrumbado seria imposible de franquear y que estaban analizando una posibilidad de bajar hasta al lado del rio que se encontraba unos 100 metros mas abajo sobre la derecha y por donde creian que seria posible avanzar.
Encaramos entonces una tarea cual grupo de vialidad, que consistio en ir limpiando el camino de piedras al tiempo que los vehiculos nos seguian, avanzando a paso de hombre por casi 2 kilometros, hasta llegar al punto donde tomariamos la decision final sobre que alternativa elegir.
Una vez alli evaluamos nuestras opciones, que eran basicamente dos: Regresar sobre nuestros pasos, esperando llegar al punto de acampe de la primera noche esa misma tarde (en la mitad del tiemo que nos habia tomado llegar hasta aca) o continuar avanzando en direccion al punto que Romulo tenia como referencia en donde existia un refugio abandonado y un camino de acceso al destacamento Veladero.
La decision fue bastante rapida… Pepe se tiro en forma casi heroica por la ladera del camino, sostenido para su seguridad por el malacate del Jeep de Chief. Al ver que llegaba abajo sano y salvo, Romulo acompañdo de Alfredo siguio su camino y detras de el fueron Chief y Martin Barletti. La consigna seria encarar el regreso desde donde estabamos si es que no habia posibilidades de avance antes de las 15:00 hs. Eran exactamente las 13:00.
Debido a la aparente dificultad que presentaria esta pendiente en caso de ser necesario remontarla en sentido contrario, el resto de los vehiculos quedaria sobre el camino esperando novedades desde adelante para no complicar aun mas la situacion. Unos minutos mas tarde de haber visto bajar a los primeros Jeeps, vimos como estos emergian del otro lado del rio, transitando sobre una pequeña pampa y levantando algo de polvo mientras se alejaban desapareciendo tras una montaña.
Para matizar la espera decidimos preparar una picada, demostrando asi uno de los tantos practicos usos que pueden darse a una Toyota aparte de lavar la ropa. Tico se aparecio con unos frescos tomates, queso y pan, ademas de una tabla para cortar. Espuma aporto una bondiola y por supuesto, aparecieron las –a esa altura ya miticas- empanadas del tordo Schilling.
Mientras picabamos un poco, no podiamos dejar de lado la tension que generaba la espera, y menos aun cuando las respuestas del grupo de adelante eran cada vez menos frecuentes y faltas de precision… se ve que los muchachos no nos querian asustar.
La realidad era que adelante estaban trabajando como mineros, practicamente abriendo camino o tratando de recuperar lo que quedaba del original, poniendo el ancla unos metros adelante del primer Jeep y recogiendo cable para mover las piedras que bloqueaban el paso.
La ansiedad comenzaba a tornarse angustia y algunos empezaron a prepararse, acomodando los petates dobre sus vehiculos para encarar el regreso. Otros, mas optimistas, pusieron proa a la bajada para estar listos para tirarnos.
Luego de un rato, ya bien encima de las 3 de la tarde, Romulo nos comenta que han logrado avanzar bastante y que sugieren que mandemos un segundo grupo de jeeps, pero no todo el peloton. Al toque salio el segundo grupo, conformado por Tuco y Tico, Fernando Rubio y Calze, que al igual que los primeros, desaparecieron tras bajar la empinada pendiente y meterse en el vallecito para solo dejarse ver unos minutos mas tarde sobre la pequeña pampa del lado contrario.
La partida del segundo grupo estimulo un incremento en la tension de quienes quedabamos atras, generandose algunas discusiones sobre lo conveniente de seguir esperando en vez de avanzar. Desde adelante, Alfredo “monedero” Cobos nos pasaba algunos waypoints para darnos referencia de su ubicacion… se encontraban a escasos 7 kilometros, los cuales habian tomado casi dos horas.
Y no falto mucho para que por iniciativa propia decidieramos mandarnos los restantes en el tercer grupo, ya que ambos grupos de avanzada habian encontrado un arenal de extremada dificultad para ser superado y que demandaria mucho esfuerzo de parte de conductores y acompañiantes.
No hizo falta llegar hasta alli para que la Toyota quedara clavada en un cruce de rio algo apretado. Sin embargo, esto no nos demoro demasiado ya que Guille habia superado el obstaculo antes que nosotros y nos esperaba del otro lado con una linga lista para sacarnos. Hizo lo propio con el Trevicoptero mientras que el Chebas enderezaba el caño de escape de la Hilux que se habia salido de su soporte debido al incidente anterior.
Llegando al arenal, nos encotnramos con algunos de los jeeps que empezaban a quedarse. El lugar era una especie de trampa de arena con agua que corria por debajo, muy similar al manejo por el rio Santa Maria en Tucuman. Quienes conocen ese lugar, recordaran que uno puede transitar casi como en arena normal, hasta que en algun lugar el terreno cede, dejando que una rueda se entierre y es solo cuestion de minutos hasta que el vehiculo esta totalmente sumergido en el fango… casi no se puede caminar.
La situacion resulto bastante controlada mientras pasaban el Jeep de Caco, luego el de Clemente, el Unimog y luego el Trevicoptero. Lamentablemente, su peso fue suficiente para convencer al piso de ceder bajo las ruedas y la chata cayo presa de la trampa a solo unos metros de estar del otro lado.
Manos a la obra todo el mundo para colocar un Hi-Lift y empezar a levantar la chata, palear para encajar las planchas (todas las que teniamos) y armar el aparejo con los dos malacates y algunos Jeeps hacienda de ancla del Unimog para tirar de la K5.
Habiendo hecho bien la tarea inicial, la chata salio del primer intento, no sin dejar un zanjon de 1 metro de profundidad en donde ya afloraba el agua y que restringia el paso para los jeeps que quedaban atras.
Luego de pasado el ultimo de los vehiculos, continuamos avanzando por el camino que cada vez nos mostraba condiciones mas hostiles...
Mientras, la delantera de este ultimo grupo, compuesta por Pizzico y Clemente ya se encontraba ante el siguiente obstaculo y metiendole el pecho a la situacion. La explicacion de Romulo de como pasar por dicho lugar era bien simple: “Usen Malacate, no le den con motor porque se van para abajo”.
Al llegar al lugar las ultimas chatas, el hermoso IKA pick-up de Pizzico estaba inclinado peligrosamente hacia el valle y con una rueda trasera a escasos centimetros del vacio. Sacar el Jeep de alli no seria facil… el malacate tenia poca fuerza y necesitaba una pasteca para hacer suficiente fuerza. Los frenos no lograban tenerlo en su lugar y el motor se resistia a arrancar, probablemente por estar en un angulo muy inclinado como para que la bomba de nafta lograra sacar algo del tanque. Salir de alli fue un trabajo en equipo.
Los siguientes Jeeps requirieron similares esfuerzos, esta vez ayudados por el laburo de reparacion del camino que hicimos entre todos y por la ayuda que representaba tener dos jeeps en la cima tirando con ambos malacates.
Lo mas complicado fue hacer subir al Unimog, cuyo malacate cardanico comenzaba a zafar. Debio llegar arriba ayudado por los malacates de Caco y de Guillermo. Atras de este subio el Trevicoptero, que tambien demando un gran esfuerzo pero que con el malacate de 10000 libras y una polea hizo el trabajo un poco mas relajado. Subir todos los Jeeps del ultimo grupo nos tomo la friolera de 5 horas. Eran las 22:50 hs.
Solo podiamos imaginar lo dificil que debe haber resultado para los primeros jeeps el pasar por alli, y mas aun sin tener la certeza de que este esfuerzo valdria la pena de alguna forma, ya que el estado del camino mas adelante era totalmente incierto.
Una vez arriba, nos anuncian desde adelante que solo restaban dos obstaculos complicados. El resto de los Jeeps habian llegado a un campamento abandonado de la minera Barrica en la Junta de la Sal, y estaban instalandose y preparando algo caliente de comer para nosotros. Nos esperarian Tuco y Tico en el lugar donde debiamos cruzar el rio, para mostrarnos el acceso. La distancia hasta alli era de escasos 3 kilometros.
Avanzamos lo mas rapido possible y adelante nos anuncian Pizzico y Clemente que habia zonas desmoronadas y que no tenian la seguridad que el Unimog y la Trevineta lograrian pasar. Al llegar con la Toyota entendimos el problema…
El primero de los obstaculos era un paso de aproximadamente un metro de largo, en el cual el camino habia cedido ante el peso de los vehiculos anteriores y habia dejado una grieta que no era facil de esquivar con un vehiculo de trocha amplia. Siendo tan tarde en la noche y estando tan agotados, elegimos tomar la alternativa mas segura y colocar las planchas de acero de 1,5 metros de la K5. Esto soluciono inmediatamente este problema y nos permitio llegar al siguiente en casi nada de tiempo.
Siendo las once en punto, las chatas de adelante pasaban el ultimo de los obstaculos gracias a la ayuda de los acompaniantes quienes guiaban en la oscuridad de la noche y nos dejaban saber donde estaban nuestras ruedas. El tema se puso dificil al tocarle el turno a la K5, anteultima en la fila.
El tamaño y peso de la misma volvian a jugarle una mala pasada. Al entrar al lugar en cuestion, la cola de la camioneta comenzo a deslizarse hacia abajo en forma irremediable. Colocamos piedras, planchas, tiramos con el malacate y hasta desinflamos las ruedas del lado de la ladera para hacerle perder angulo de inclinacion. Todo este esfuerzo nos tomo otras dos horas mas hasta que finalmente decidimos dejar la chata en donde se encontraba y regresar a buscarla al dia siguiente.
Nos amontonamos en los vehiculos restantes y cargamos los bultos del Unimog y la K5, ademas de sus pasajeros. A la 1 de la mañana nos encontramos con Tuco y Tico en la margen del rio… No recuerdo alguna vez haber estado tan contento de ver un Jeep!
Solo cinco minutos mas tarde llegamos al campamento. La caida del nivel de adrenalina se hizo notar inmediatamente. Con una sopa caliente y un sandwich preparados por los primeros llegados, nos fuimos el resto a dormir en forma casi instantanea.
Dia 4
El frio se hizo sentir a la madrugada mas que a la noche. El estar mal descansados en los dias previos y tan tensos al meternos en las carpas nos impidio dormir de forma apropiada, y el tener que levanatarnos a las 7:00 tampoco ayudo mucho.
Un grupo de yiperos de los mas descansados habia puesto proa al lugar donde habia quedado el trevicoptero, esperando encontrarla en la misma situacion que la habiamos dejado en vez de acostada durmiendo al lado del rio. Por suerte la chata decidio quedarse donde estaba y no darnos sorpresa alguna.
Dirigidos por Pepe y con la colaboracion de la mayor parte del grupo, construimos una “pirca” que soportaria una plancha sobre la que circularia la rueda trasera derecha para traer la chata de nuevo sobre el camino. La tarea comenzo a las 8:00 y para las 10:00 de la mañana la chata ya estaba liberada, al igual que el Unimog que habia quedado detenido detras de esta.
Asi comenzo entonces, una loca carrera para llegar nuevamente a Jachal para encontrar el camion mosquito y el omnibus. La distancia era aproximadamente 250 kms, de los cuales 150 eran de pura montaña y nada faciles de recorrer. El grupo de la delantera partio raudamente mientras que cerrando la caravana quedo la Toyota junto con la K5 y unos kms mas adelante, el Unimog y el Jeep de Tico.
Desde el campamento podia verse adelante nuestro la enorme montaña que debiamos subir para llegar al camino que nos llevaria al acceso principal de la mina Veladero. Una trepada de mas de 10 kms con suficiente pendiente como para requerir circular en baja, muchas veces en primera.
Al poco tiempo de encarado el camino, la proxima sorpresa se hace presente. El trevicoptero comienza a perder embrague. Primero un poco, luego un poco mas, hasta que canto “flor” y se planto. La chata no se movia mas. Intentamos contactar a Menu y Espuma en el Unimog, quienes suponiamos podrian tirar al monstruo cuesta arriba, pero nuestros esfuerzos fueron inutiles ya que ellos no llevaban la radio encendida.
Un intento futil de remolcarla con la Toyota dejo como victima al paragolpes trasero completo, que se arranco de cuajo y fue dejado como “vigilante” encargado de cuidar la chata hasta que alguien viniera a rescatarla.
En forma inmediata decidimos acomodarnos dentro de la Hilux como pudieramos. Subimos a Guido adentro, y en la caja, agarrados entre palas, lingas y bidones, venian Omar y su copi de ocasion, Gonzalo. Partimos lo mas rapido posible, tratando de recuperar los kilometros perdidos y al mismo tiempo, disfrutando al mango de los hermosos paisajes que se presentaban ante nuestros ojos.
Mucho mas adelante, los muchachos se encargaban de marcarnos amablemente los desvios, a fin de evitarnos cualquier equivocacion o confusion. El ritmo que venian imponiendo a la caravana era demoledor, cosa que se hizo evidente con la rotura de una de las campanas de freno de la Cherokee de Martin.
Desde atras intentabamos alcanzarlos por todos los medios, pero la reducida velocidad del Unimog nos limitaba bastante y ante el riesgo de romper algo vital en la Toyota o el Jeep de Clemente, decidimos aminorar un poco el ritmo.
Llegamos finalmente al camino de acceso desde Tudcun a Veladero a la 1:30 de la tarde. Desde alli faltaban todavia unos 200 kms hasta Jachal, que por suerte eran sobre un camino en perfectas condiciones de mantenimiento y senializacion… llegar a las 16 hs como estaba planeado no parecia algo tan dificil de lograr. Lo que no tuvimos en cuenta fue que seriamos detenidos por los encargados de seguridad de la mina y escoltados amablemente hasta la salida, deteniendonos en cada punto de control, presentando hasta la vacuna del perro y la foto de la abuela, y circulando bien por debajo de los 60 km/h de velocidad maxima.
A esto se sumaba la interesante tarea de ir a contarle a la gente de seguridad de Barrick, que seria necesario enviar algun vehiculo hasta la Junta de la Sal para rescatar al Trevicoptero que habia quedado sin embrague a unos 60 kms dentro de la montania. Omar tendria que quedarse a pasar la noche con la gente de la mina, en donde le ofrecieron baño, comida y una buena cama.
El resto salimos finalmente del camino de la minera saludados por los gendarmes y los empleados por igual, quienes aun deben estarse preguntando por donde demonios logramos ingresar. Estabamos con las ruedas en el asfalto y a solo 80 kms de Jachal a las 18 hs.
Llegamos finalmente a Jachal y lamentamos la falta de tiempo para una despedida grupal. Nos saludamos desordenadamente entre todos en el ACA y nos aseguramos de agradecer a todos y cada uno de nuestros companieros de viaje por la paciencia y la garra demostrada durante todo el viaje y por sobre todo, por aguantarse el viajar con la Toyota que definitivamente era “sapo de otro pozo” entre tanto Jeep tan preparado.
Mientras todo mundo se preparaba para subirse al micro y descansar en el regreso, nosotros nos acomodamos en la Toyo y arrancamos para Buenos Aires. Nos llevamos dentro un recuerdo de un viaje realmente singular en el cual el objetivo no fue alcanzado pero en el cual el recorrido realizado desafio en forma sin igual al grupo entero, desafio que por suerte pudimos disfrutar.
El Rio de la Sal y San Guillermo Oeste siguen virgenes…
Espero que les haya gustado el relato.
Saludos,
Andres G
TAT4X4.com.ar